CONFIDENCIALIDAD: Discretos, guardando y protegiendo la información que obtenemos en nuestro ejercicio profesional, con el objeto de salvaguardar la integridad de la persona y la confianza depositada por el paciente.

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RESPETO: Reconocer, comprender y tolerar las diferencias individuales, sociales y culturales, evitando imponer las propias; así como promover y proteger el principio de la dignidad humana y los derechos universales del hombre, encaminados al bien común, a través de la escucha y la empatía que nos permiten aceptarnos a nosotros mismos y a los demás.

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RESPONSABILIDAD: Responder por los compromisos adquiridos con uno mismo, con los demás, con la sociedad, con la profesión. Dar lo mejor de nosotros para proporcionar la ayuda solicitada y cumplir con las tareas propias de la profesión. Ser puntuales, eficientes y eficaces.

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HONESTIDAD: Sinceros y congruentes, sin anteponer intereses personales en nuestro quehacer profesional y tomando en cuenta las normas establecidas para esta profesión. Dar a conocer con veracidad los resultados obtenidos, buscar su objetividad y ser claros en las metas pretendidas.

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RECTITUD: Mantener una relación correcta con cada usuario, sujeta a las restricciones profesionales razonables; sin engañar a nuestros pacientes ni a sus familias, descartando cualquier  tipo de fraude, engaño o coerción.

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COMPETENCIA: Reconocer los linderos de nuestra competencia y las limitaciones de las técnicas. Proporcionando servicios y técnicas para las cuales estamos capacitados. Mantenernos al corriente de la información científica y profesional actual en relación con los servicios que prestamos.